Hace más de veinte años, cuando empezábamos a rehabilitar el pueblo, no había ni árboles. Las sombras las podíamos encontrar al lado de las paredes o dentro de las casas compartiéndolas con las moscas y las vacas. Ahora, con la ayuda de las golondrinas no tenemos apenas insectos, los árboles que plantaron se han hecho grandes y dan generosas sombras a los muchos coches que llegan.
Es un gran cambio!! Abrazos
ResponderEliminarMe alegro. Es un camino de bienvenida ese que se hace a la sombra de árboles amigos.
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