Esta ventana ocupa el lugar de un ventanuco que había en un pequeño espacio que era el retrerte. En el mismo sitio de la escalera salía un tejadillo exterior que Marcos quiso conservar, al rehabilitar la casa, pero no se pudo. Generación tras generación se usaba la falsa en la que había un gran cubo de cinc al que subían el agua caliente para bañarse. Bueno, después teníamos una bañera pero no había cuarto de baño propiamente dicho. Es curioso que no hace tantos años de eso y sin embargo recuerdo como algo muy agradable el amplio espacio rodeado de madera y siempre cálido, en un ancestral ambiente y con una intimidad especial bajo el tejado.
Así que la ventana del retrete. Fíjate, a mí en esta entrada me ha parecido tan espiritual que me ha traído a la memoria una frase del Talmud: "No ores en una habitación sin ventanas".
ResponderEliminarMe has traido el recuerdo de cuando nos bañaban en un baño de cinc en la cocina...
ResponderEliminarVuelvo después de una semana "jodia", menos mal que se van pasando los dolores musculares.
Un beso.
Las ciencias avanzan que es una barbaridad.
ResponderEliminarCreo que como a todos esta entrada nos ha traído algún que otro recuerdo. En mi caso en el pueblo de mi padre, en Bailo, en la segunda planta había un retrete... mejor dicho un agujero que conectaba con un extremo de la cuadra, que era donde iban a parar los "abonos orgánicos" que los propietarios de aquella casa desechábamos.
ResponderEliminar