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| Casa Capira |
Casa Capira resiste bien porque ahora nadie la molesta, está en medio de nosotros como único testigo de la expropiación y posterior expolio. Esta casa me trae grandes recuerdos. Aquí estaba el teléfono público, el único del pueblo. La señora Oliva subía a llamarme cada vez que mi madre ponía una conferencia o bajaba yo cuando era al revés. El señor Gerónimo, bondadoso y amable, siempre le daba una peseta a Javi, que entonces tenía dos años, y cuando lo veía corría entre las piedras, sin caerse, para ir a buscarla. Cuantos recuerdos !!
No se puede vivir sólo de recuerdos, pero tampoco debemos olvidar. Los recuerdos son nuestra vida, somos nosotros mismos y los que vivieron a nuestro lado y son parte de la historia también. En este caso tus recuerdos construyen la historia de Lanuza e impide que se pierda. Y a nosotros nos gusta compartir tus recuerdos y tu historia contigo.
ResponderEliminarBesos
El télefono público da sin duda para recordar. En el pueblo de mi madre, cuando lo estrenaron, decidieron ponerlo a prueba escogiendo entre los presentes a alguien con motivo para llamar a la capital del valle. La seleccionada fue una señora que tenía intención de comprar una pieza de tela al sastre. Hablaron de medidas a través del auricular, pero como a la señora no le era fácil precisar, el artilugio era totalmente novedoso y llevada por la inmediatez de la conversación, soltó el aparato, y con un gesto de extensión de brazos indicó al sastre la medida aproximada, diciéndole "así poco más o menos". Nadie lo olvida. Generaciones posteriores no presentes en aquella escena todavía lo contamos, como bien "ves".
ResponderEliminarEn este pueblo el teléfono público estaba en la casa del cartero. Todo un centro de comunicaciones, sin duda. Me encantaba ese lugar, rara era la vez que no saliera de ahí sin un caramelo.
Que lindos recuerdos.
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