Botellas de bebidas de todos los tamaños, marcas y clases es lo que más compran los franceses en los comercios de la frontera y nosotros atacamos al chocolate, el paté, los quesos ... los bombones ... la fruta es de nuestra zona y se la llevan a barquillas. Yo, cada vez que subo, compro rillettes, son la tentación en la me encanta caer. Tuesto el pan y extendidos por encima es algo delicioso. Recuerdo que, cuando era pequeña, mi madre me los escondía para que no me hicieran daño, los guardaba en una tartera de tierra pequeña porque salen muy pocos, es lo que queda en el fondo de la perola después de hacer la conserva. En el aspecto parece un paté, pero es totalmente diferente.
Ahora que ya nadie te los esconde y tu misma te aprovisionas, haces lo que quieres y dejas lo que no deseas. He aquí, en ese tarro, la viva demostración práctica de aquello que nos decías ayer.
ResponderEliminarUnos primos tienen una venta en la frontera y los estantes con las botellas llegan desde el suelo hasta el techo.
De aquellas prohibiciones estos goces.
ResponderEliminarEn nuestra última visita encontramos botellas de sangría en forma de toro, de mapa, de racimo de uvas... Y no conocía los rillettes, la próxima vez lo compro
ResponderEliminarMe he puesto a cotillear por la red y encontré este blog que lo explica muy bien y hasta te da la receta http://www.evamuerdelamanzana.com/2013/04/receta-rillettes-la-rustica-espiritualidad-del-cerdo/
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