Este espectáculo me puso piel de gallina. Una enorme araña comiéndose una aveja. Otra vez, gracias a que ando despacio, pude "admirar" el complicado engranaje de la naturaleza para sobrevivir y éste es de los más desagradables aunque sea tan natural como la mariposa. Cuando volví a pasar ya no quedaba ni rastro de ninguna de las dos.
El ir despacio también tiene sus ventajas
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