Glacis de la Ciudadela.- Jaca |
No les importa a los árboles que el verano haya llegado con retraso, ellos empiezan a desnudarse poco a poco, sin prisa, las hojas muertas caen al suelo y van formando un bordado de color oro sobre fondo verde. El viento las amontonará o las llevará de un lado a otro hasta que la lluvia y el frío terminen por enterrarlas. Así somos nosotros, como las hojas doradas.
OTOÑO
ResponderEliminarEsparce octubre, al blando movimiento
del sur, las hojas áureas y las rojas,
y, en la caída clara de sus hojas,
se lleva al infinito el pensamiento.
Qué noble paz en este alejamiento
de todo; oh prado bello que deshojas
tus flores; oh agua fría ya, que mojas
con tu cristal estremecido el viento!
¡Encantamiento de oro! Cárcel pura,
en que el cuerpo, hecho alma, se enternece,
echado en el verdor de una colina!
En una decadencia de hermosura,
la vida se desnuda, y resplandece
la excelsitud de su verdad divina.
Juan Ramón Jiménez
Que bonita, Laura, se nota tu gran afición a la poesía en los versos que nos dejas. Que suerte tenemos de que nos las pongas aquí para disfrutarlas. Gracias.
EliminarYa tengo ganas para intentar fotos.
ResponderEliminarLa mejor de todas aquella que guardo con mucho cariño, la que cuelga de la tela de araña.
EliminarLa razón por la que los árboles pierden las hojas es llana y simplemente LA SED. Con los "recortes" en luz, el tiempo cada vez más frío que llega a desembocar en heladas, el árbol tiene cada vez más dificultades para mantener toda su actividad y captar el agua a través de la raíz. Las hojas, no obstante, siguen afanándose en los procesos de captación lumínica para la elaboración de grandes cantidades de alimento que, a su vez, requieren buenas cantidades de agua. En condiciones suaves, esto funciona genial, pero siendo los días cortos y cada vez más fríos, es un engorro. Las hojas, entonces, no pueden cumplir su función sin agotar al árbol y, el árbol, llegado a este punto, prescinde de ellas. Como implacable casero con alquiladas gorronas en sus pisos altos, les corta el suministro de savia y con ella el agua. Las que subsisten en precarias condiciones, a pesar de estas medidas severas, caerán con las heladas pues la poca agua que les queda irá cristalizándose y afectando a sus tejidos hasta acabar con ellas en el suelo. No obstante, es ahí, ya muertas, donde constituirán el 70% de la biomasa del bosque , siendo básicas en el proceso de regeneración del ecosistema gracias a la acción de los necrófagos. Ahí es donde podemos decir que son el suelo del bosque futuro.
ResponderEliminarEs verdad, las pobres hojas se resisten a caer pero al fin no queda ninguna. Ahora venden tierra para las macetas, pero recuerdo a mi madre que cuando la necesitaba iba a un bosquecillo cercano.
EliminarYa están empezando a caer. Besos.
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