Lanuza |
Bolo se revuelca al sol por las piedras del corral. En cuanto salgo por la puerta él salta por la ventana para seguirme sin perder la ocasión de arrastrase por la tierra, las piedras, la hierba ... no sé si desea dejar su olor o retomar el de su libertad. Lo cierto es que quiere estar conmigo e ir a donde yo voy. Ser libre no le impide ser fiel.
Que bonito lo has contado, da gusto pasar por la mañana, tus comentarios los voy recordando todo el día. Abrazos
ResponderEliminarBuenos días Ester, todas las mañanas te busco. Gracias amiga.
EliminarBuen día Angelines.
ResponderEliminarBuenos días Teresa, aquí fresquitos con 5º y ya con el fuego encendido a pesar del sol que sale con fuerza.
EliminarComo corresponden estos animales,, el cariño que se les da..
ResponderEliminarY la compañía que se tiene con ellos.
manolo
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Me figuro habrás leído blog?
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Si Manolo, lo he leído y ten por seguro de que el día 22 estaré a tu lado en el pensamiento.
EliminarQue gran frase esa: ser libre no le impide ser fiel
ResponderEliminarNada como un amigo así, ¿verdad?
Me encantan los animales, los gatos especialmente.
Un beso.
Los gatos son "la belleza de la naturaleza" como dice un proverbio inglés.
EliminarTienes que recopilar las historias de Bolo, que maravillosa fotografía.
ResponderEliminarTus palabras son ideales.
saludos
Historias hay a cada momento, me sorprende cuando menos me lo espero, incluso durmiendo.
EliminarNo se si Bolo entenderá lo de las idas y venidas, pero la vuelta a casa, a su libertad, seguro la disfruta tanto como tú.
ResponderEliminarLo de las idas y venidas no le gusta nada, te lo aseguro.
EliminarHola Angelines, lo as contado que me hace emocionarme, tu entorno es una maravilla disfruta. Un besin.
ResponderEliminarEstamos los dos muy bien aquí, libres y tranquilos.
EliminarBonita frase, Angelines. La fidelidad de Bolo es encomiable, aunque tú entiendas su libertad. Abrazos
ResponderEliminarLa entiendo y deseo que la disfrute todo lo que pueda mientras estamos aquí.
EliminarEs que para Bolo esa es su casa, su lugar y vuelve a marcar su territorio, por las dudas.
ResponderEliminarQue lo disfrutes, Angelines.
Te dejo un fuerte abrazo.
Eso creo, que lo marca con afán en cuanto llegamos.
Eliminar¡Ay, la tan afamada fidelidad del perro! Una amiga encontró un día al perro del vecino esperándole en la puerta de casa junto al perro que ya ellos tenían desde tiempo atrás. La visita del can no se limitó a ese día, sino que se repitió al día siguiente, al otro y, al siguiente, también. Extrañada por esta actitud, habló con su vecino y descubrió que este había comprado un nuevo perro con el que su visitante no congeniaba lo más mínimo. Sin embargo, siempre se había llevado bien con su perro y parecía haber decidido mudarse, por lo que tras una breve conversación entre vecinos, la mudanza se hizo definitiva y el perro en cuestión ya no vive en la casa que lo acogió por primera vez, sino en la de mi amiga.
ResponderEliminar¡Ay, la tan afamada independencia del gato! Una pareja decidió adoptar un gato. Cada uno de ellos se ausentaba diariamente para acudir a sus respectivos trabajos sin saber que durante esas horas de ausencia su gato se dedicaba a desplegar conductas amistosas en las puertas de las casas vecinas. Conductas que, no sólo eran bien recibidas, sino que obtenían respuestas por medio de caricias y/o alimento. El gato acabó por conocer bien al vecindario y acudía a las diferentes puertas con precisión y puntualidad de reloj suizo, en función de las costumbres de quienes las habitaban y regresaba al hogar de la pareja con igual puntualidad, donde era recibido con efusiones y frases del tipo "¡ay, pobrecito, te has quedado solito todo el día!", a las que respondía desplegando nuevamente su comportamiento amistoso, recibiendo sin tardar sustanciosas recompensas.
Si satisfacemos a medias las necesidades de nuestras mascotas no es de extrañar que ellas opten por ampliar su círculo de relaciones con humanos de las inmediaciones. Si no las satisfacemos o si otro las satisface mejor que nosotros, no tengamos duda de que ellas puedan optar por abandonar el hogar o mudarse. Si permanecen en nuestra compañía, brindándonos la suya, de tal manera que se alimente desde ambas partes un lazo tan especial como intransferible, cabe pensar que nos bastamos para satisfacerlas, tal vez hasta lo bordamos, por lo que no dudan en correspondernos.
Mira, el pobre perro al sentirse desplazado supo en donde le daban cariño. El gato si que es inteligente, recibía cariño y premios, volviendo a casa para recibir más. A Bolo lo que dan son sustos !!!!
EliminarMuchos sentimientos juntos, pero con el paisaje y los fieles amigos que de ellos se aprende tanto observándolos, todo fluye.
ResponderEliminarUn abrazo desde el alma.
Parece mentira lo que podemos aprender !!
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