" NADA HAY MÁS NUEVO QUE EL AMANECER DE CADA DÍA " - EMPIEZO EL BLOG EL 3 DE JUNIO DEL 2.010 - (mi refugio)
16/11/16
Le esperaba
Collarada y Collaradeta asoman sus blancas cabezas repeinadas
Los árboles lucen sus últimas casacadas de hojas
El gris plateado presagiando la cercanía del invierno
La bellota es un festín para las ardillas, así están ellas de contentas. Nosotros lo llamamos glan y recuerdo cuando íbamos a recogerlos por los cajicares cercanos para dárselos al cerdo que criábamos en casa y que estaba muy mimado y cuidado, pobre cochinete, no sabía lo que le esperaba.
Pobres cerdos, en casa de mis tíos solía haber dos en una zolle casi sin luz, no salían de allí, nada más que esporádicamente para hacer limpieza, comían todos las desperdicios de las verduras y fruta en no muy buen estado, una vez hervidas... y los jamones salían riquísimos.
Yo recuerdo que las pasturas estaban hechas con productos frescos del huerto, patatas pequeñas, salvado ... tenía muy buen aspecto, pero eso sí, el cerdo en la zolle con un escaso espacio.
Preciosas estampas, no son créditos pero a mis nietas no se les puede decir que se están comiendo el corderito al que le dieron biberón, nos odiarían. Un abrazo
El comentario que haces sobre el “cochinete “que criabais en tu casa, me ha traído un montón de recuerdos de mi niñez. La matacía, también conocida como matanza, tiene una larga tradición y era algo que se practicaba en todas las casas de los pueblos de Aragón Al principio del invierno se sacrificaba el cerdo que habíamos engordado en los meses anteriores; yo recuerdo que huía despavorida a esconderme en el último rincón de la casa porque era incapaz de estar presente. Pero pasado ese momento todo lo demás era como una fiesta, en la que los familiares, amigos y vecinos se ayudaban mutuamente en la laboriosa tarea de hacer morcillas, tortetas, chorizos, longanizas a la vez que se compartía copiosas y sabrosas comidas. Por todo eso, los vecinos se ponían de acuerdo para hacer la “matacía” en días distintos, con cierta margen de tiempo entre ellos. Hay que pensar que no había la actual abundancia de alimentos que disfrutamos ahora, por tanto ese cerdo y sus derivados eran nuestra principal fuente de comida en los duros meses de invierno. En esta época tal vez esa costumbre resulte un poco cruel y difícil de entender, pero yo la recuerdo más bien como un “acto social” y un motivo de fiesta y reunión.
Era una fiesta, ya lo creo Laura, en la que se ayudaban unos a otros. Tenía que durar todo el año y los mejores salchichones se guardaban para la familia que venía en verano a vernos ... Qué tiempos !!
Qué días más claros, y supongo que fríos, se ven por ahí. He visto a la pobre Kristina. A ver si Bolo se hace amigo suyo, parece que falta le hace un buen amigo después de tanta desgracia. Un abrazo.
Pobrina, creo que ya está contenta y feliz, bañada y limpia como un pompón. Ya hemos pensado en presentarlos pero no terminamos de decidirnos por temor a que se asusten. Bolo, por la calle en Lanuza, se junta con otros gatos pero es muy celoso de su territorio ... no sé como reaccionaría dentro de casa. Besetes.
Qué preciosidad. Tiene que ser maravilloso ver cómo va cambiando el colorido del paisaje con las estaciones, compitiendo cada una con sus tonalidades para imponerse en belleza.
No hay ni un día igual. Ahora, con la caída de las hojas y las ardillas por las ramas se me van los ojos a las alturas con riesgo de tropezar. Besetes.
Que bonitas fotos!! me encantan.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias Silvia. Besetes
EliminarY un cielo tan azul que parece pintado...
ResponderEliminarQue tengas un buen día, Angelines.
Besos.
Pobres cerdos, en casa de mis tíos solía haber dos en una zolle casi sin luz, no salían de allí, nada más que esporádicamente para hacer limpieza, comían todos las desperdicios de las verduras y fruta en no muy buen estado, una vez hervidas... y los jamones salían riquísimos.
ResponderEliminarYo recuerdo que las pasturas estaban hechas con productos frescos del huerto, patatas pequeñas, salvado ... tenía muy buen aspecto, pero eso sí, el cerdo en la zolle con un escaso espacio.
Eliminarbellos tus árboles siempre con límpido cielo de fondo!
ResponderEliminarsaludos,
Estos días tenemos un cielo espectacular. Besetes.
EliminarLindas fotos y las bellotas asadas también están ricas, parecen castañas. Un abrazo
ResponderEliminarNo sabía que se asaban también, sí que se ha hecho harina en época de escasez. Besetes.
EliminarPreciosas estampas, no son créditos pero a mis nietas no se les puede decir que se están comiendo el corderito al que le dieron biberón, nos odiarían. Un abrazo
ResponderEliminarEso si que es difícil de explicar y más de entender !!
EliminarMaravillos paises vestidos en las alturas de blanca nieve...
ResponderEliminarUn cálido abrazo
De momento aún hay poca nieve, esperamos que no tardará en llegar. Besetes.
EliminarQuise decir paisajes.
ResponderEliminarBesos
La matacía
ResponderEliminarEl comentario que haces sobre el “cochinete “que criabais en tu casa, me ha
traído un montón de recuerdos de mi niñez.
La matacía, también conocida como matanza, tiene una larga tradición y era algo que se practicaba en todas las casas de los pueblos de Aragón
Al principio del invierno se sacrificaba el cerdo que habíamos engordado en los meses anteriores; yo recuerdo que huía despavorida a esconderme en el último rincón de la casa porque era incapaz de estar presente.
Pero pasado ese momento todo lo demás era como una fiesta, en la que los familiares, amigos y vecinos se ayudaban mutuamente en la laboriosa tarea de hacer morcillas, tortetas, chorizos, longanizas a la vez que se compartía copiosas y sabrosas comidas. Por todo eso, los vecinos se ponían de acuerdo para hacer la “matacía” en días distintos, con cierta margen de tiempo entre ellos.
Hay que pensar que no había la actual abundancia de alimentos que disfrutamos ahora, por tanto ese cerdo y sus derivados eran nuestra principal fuente de comida en los duros meses de invierno.
En esta época tal vez esa costumbre resulte un poco cruel y difícil de entender, pero yo la recuerdo más bien como un “acto social” y un motivo de fiesta y reunión.
Era una fiesta, ya lo creo Laura, en la que se ayudaban unos a otros. Tenía que durar todo el año y los mejores salchichones se guardaban para la familia que venía en verano a vernos ... Qué tiempos !!
EliminarMe encantan las fotos, que bonitas, esa nieve de fondo.
ResponderEliminarBesitos
Gracias Olga. Besetes.
EliminarSiempre hermosas,cariños.
ResponderEliminarUn abrazo para ti. Gracias.
Eliminar
ResponderEliminarQue maravilla de fotos! Aquí a los cerdos se les dan castañas!
http://solaanteelespejo.blogspot.com.es/
Anda que no estarán contentos !!
EliminarQué días más claros, y supongo que fríos, se ven por ahí.
ResponderEliminarHe visto a la pobre Kristina. A ver si Bolo se hace amigo suyo, parece que falta le hace un buen amigo después de tanta desgracia.
Un abrazo.
Pobrina, creo que ya está contenta y feliz, bañada y limpia como un pompón. Ya hemos pensado en presentarlos pero no terminamos de decidirnos por temor a que se asusten. Bolo, por la calle en Lanuza, se junta con otros gatos pero es muy celoso de su territorio ... no sé como reaccionaría dentro de casa. Besetes.
EliminarQué preciosidad. Tiene que ser maravilloso ver cómo va cambiando el colorido del paisaje con las estaciones, compitiendo cada una con sus tonalidades para imponerse en belleza.
ResponderEliminarBuenas noches.
Bisous
No hay ni un día igual. Ahora, con la caída de las hojas y las ardillas por las ramas se me van los ojos a las alturas con riesgo de tropezar. Besetes.
EliminarPreciosas fotografías, Angelines.
ResponderEliminarPobrecillo...
Besos
Gracias Vero. Besetes.
EliminarPor allí y como bien muestras, el paisaje ya debe estar precioso.
ResponderEliminarBesicos Angelines.
Está en transición, hay poca nieve de momento. Besetes.
EliminarMuy bonitas y las bellotas me encantan. Besos.
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