A Manuel Gimenez Abad lo asesinó ETA, delante de su hijo, cuando iban a la Romareda en Zaragoza a ver un partido de fútbol. Fue el 6 de mayo de 2001. Nosotros nos enteramos cuando íbamos en el autobús camino de Portugal. La radio dio la noticia y casi saltamos del asiento. Jaca tiene unos 12.000 habitantes, nos conocemos todos, como mínimo de vista. Manolo era de Jaca y muy conocida su familia. En su recuerdo se llamó, al paseo situado en el Llano de Samper, con su nombre y se colocó una silla de hierro forjado, como símbolo del vacío que dejó.
Una de las cosas más tremendas de una muerte es que afecta a la marcha del universo entero, queda un hueco, no sólo físico, aunque unos lo noten más que otros, y creo que es importante para la familia saber que el resto del mundo también nota esa ausencia en mayor o menor medida. La silla vacía es la mejor manera de expresarlo, me parece muy poético y muy gráfico a la vez. Los únicos que parecen no darse cuenta son esa gentuza y todos los que los justifican.
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