Esta tarde hemos subido pues ha hecho un día de primavera, parece que tenga que estar cerca el verano. En el hotel tomaban el sol en la terraza y en casa Pixurri, en la puerta, han puesto unas prémulas florecidas preciosas y ... naranjas puras de Valencia de la huerta de su dueño, José Manuel. Subimos a Lanuza y siempre hay algún cambio, allí hay mucha vida y eso se nota ... Ya me hubiera quedado !!. Pero tiene que llegar lo que queda de invierno pues, como dice el dicho, no se lo comen los ratones. No hay nieve, solo en los altos destaca su hermosa blancura, las enormes candelas de hielo, que hace dos días parecían torres indestructibles, han desaparecido del todo. Los árboles no tardarán en despertar de su sueño invernal transformando el paisaje, ahora de color de papo-burro, en un verdor espectacular. Estallará la primavera y no quedará ni un rincón sin flores... ¡Se nota las ganas que tengo!
Las fotos de arriba a abajo: Chimeneas con espantabrujas y al fondo las montañas de Panticosa; La peña de la Estiviecha; Naranjas y mandarinas valencianas.
Las fotos de arriba a abajo: Chimeneas con espantabrujas y al fondo las montañas de Panticosa; La peña de la Estiviecha; Naranjas y mandarinas valencianas.
Parecía que el invierno iba a ser largo y duro, pero por aquí también asoma la primavera, estamos llenos de margaritas de esas pequeñas que brotan en cualquier sitio y el sol ha brillado con ganas. El buen tiempo nos ha impedido ir a la nieve, porque en Navidad andábamos todos medio acatarrados y a principios de enero el espesor en San Isidro y Pajares era de 10 cm, vamos, ridículo. Y, como muchas otras veces, tengo una pregunta, que seguro será una tontería, ¿para qué se ponen las piedras sobre las chimeneas?. Las he visto más veces, también aquí, y nunca lo he sabido.
ResponderEliminarPues aquí aún tardarán en aparecer margaritas tres meses por lo menos, queda mucho frío por llegar. Esta mañana, antes de llegar el sol, había 0º Esas piedras de las chimeneas se llaman espantabrujas y sirven para que ellas no entren por el tiro, son muy típicas del Alto Aragón e incluso, antes de irse a dormir cruzaban las tenazas debajo para protejerse de ellas. No faltaban leyendas de miedo contadas después de cenar al lado del fuego !!
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