Me entusiasma ver al responsable del embarcadero con su motora (la única que hay) como está pendiente de todas las barquitas e incluso se escucha la algarabía juvenil cuando provoca olas al pasar entre ellas. Me quedo ratos mirando y me alegro por él. Su negocio funciona en relación al agua y al tiempo, vamos, que son cuatro días y tenemos que reconocer su ilusión y valía porque ... rico no se va a hacer.
Tenía intención de ir hasta el embarcadero y sentarme un rato en su bonita terraza pero me fue imposible. Otro día será.
Tenía intención de ir hasta el embarcadero y sentarme un rato en su bonita terraza pero me fue imposible. Otro día será.
Detengan al (ir)responsable ese del embarcadero que con su motora provoca olas capaces de sobrepasar un espolón dispuesto a contener las aguas, agitando el entusiasmo y fortaleciendo el empeño en no renunciar a la meta con ese negocio de que " total son cuatro días". Rico no pero, sin duda, es el encargado de suscitar algarabía juvenil allí donde los años no arrugan el alma.
ResponderEliminarNo recuerdo su nombre, pero emprendedor como pocos y eso que tuvo un grave accidente esquiando. Un luchador.
EliminarPues... ¡estás apañada! No va a haber quien lo pare. Y a ti..., tampoco.
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