Desde aquí se ven Las Cotatiechas, no he podido ir al campo por culpa del pié, en fin, tampoco importa, yo me siento bien igualmente porque ni el tiempo ni el lugar tienen demasiado sentido, todo es eterno e infinito. Aquí sentada, escribiendo en el blog, estoy contigo.
"La diferencia entre la plegaria y la meditación es:
- Cuando oramos, sentimos que nuestra existencia es una sola llama que se remonta hacia lo alto.
- Cuando meditamos, en cambio, nos lanzamos a un inmenso espacio, a un infinito océano de paz y plenitud"
Cada uno sigue el impulso de su alma, muchas son las veces en que se necesitan las dos porque no se excluyen, se refuerzan. Oración y meditación es buscar y con la música yo te encuentro. Es verdad que todos los días son iguales pero ayer y hoy parece que se me escapan ...
Es cierto lo que dices sobre la plegaria y la meditación, la una no excluye a la otra y ambas son imprescindibles si queremos estar en paz.
ResponderEliminarLa foto de la cabecera del blog es impresionante. Me figuro lo que será salir de casa y encontrarte con toda es belleza delante.
MªAngeles.Alicante.
Todo el valle es precioso, pero a la vez es otro pequeño donde se encuentra el embalse. Besicos.
EliminarTe noto muy filosófica.
ResponderEliminarNo, más bien un poco tonta.
EliminarAndando no, pero volando no me digas que no estuviste, porque se ve en la foto.
ResponderEliminar¿Es cierto que todos los días son iguales? Leyendo las entradas de este blog, yo hubiera dicho que a cada uno de ellos le depara un algo nuevo, un detalle diferente, un leve intervalo entre el rítmico devenir de las rutinas y el voy y vengo diario. Pero, si tú lo dices, que eres la bloguera, no te he de llevar la contraria.
En cuanto a orar y a meditar me gustan estas palabras de María Dolores Aleixandre:
"En la mañanita echo mano del “kit de oración” consistente en cojín de zen que me ayuda a mantenerme en buena postura, rincón tranquilo con icono y vela encendida (valiente tontería pienso a veces, porque suelo cerrar los ojos)".
"(...) pero para la agitada vida callejera y habida cuenta de que las iglesias suelen estar cerradas, o abiertas pero con un funeral, yo he descubierto las bibliotecas públicas. Me he sacado el carnet de tres que me pillan más o menos de camino en trayectos que frecuento: si tengo tiempo, entro, busco un rincón tranquilo y sigo mis rutinas para contactar con mi propio corazón (...) También los bancos de los extremos de los andenes de metro pueden venir bien: te sientas con cara de estar esperando a alguien (¡y vaya si lo esperas!) y sólo con contemplar los rostros de la gente que baja y sube a los vagones (...)
ya estás teniendo un rato de oración (...) Todo es ponerse".
Y estas otras, que viniendo de alguien que se pone a ello, no tienen desperdicio:
"En medio de tantos intentos torpes y a trompicones, sigo pensando que no sé rezar, pero me consuela pensar que lo contrario (creerme que ya he aprendido) sería mucho peor".
Por eso que dices de la música, te dejo ese enlace. Es una película, por lo que nada de unos cuantos minutillos. Para "más inri", subtitulada". Si quieres, tienes tiempo y ves que te dice algo... aquí está:
Entera:
http://www.youtube.com/watch?v=SZFrCjco7Nw
La misma en diez fragmentos:
http://www.youtube.com/watch?v=tZt5Un529oU&list=PL54D0353F6E46C97F
La he visto entera y me ha emocionado hondamente. Gerard Depardieu es un gran actor. "Todas las noches eran la misma noche, todos los fríos eran el mismo frío" En fin que HE QUERIDO, TENGO TIEMPO Y ME HA DICHO MUCHO. Muchas gracias Ana "la música está para decir lo que la palabra no puede"
EliminarAun a pesar nuestro, o tal vez por eso, todos rezamos. Meditar es un ejercicio de introspección, al fin y al cabo no hay nadie más cerca que nosotros mismos. Rezar es trascendernos, aceptar que alguien nos escucha y que estamos bajo su influencia siempre benéfica. Igual que el Hombre posee una moral natural, de forma natural también, reza. No tienen por qué ser jaculatorias. Es la mística entre uno mismo y el Otro, quienquiera que sea.
ResponderEliminarTienes toda la razón, dicen que el hombre es un ser religioso por naturaleza, el Otro está aunque no lo percibamos.
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